Tal vez imbuidos por la sociedad de consumo, las dietas y los tratamientos de los trastornos de la conducta alimentaria, la comida aparece en el discurso social y en cierta ideología médico-psiquiátrica como si fuera un objeto entre otros. Objeto útil a la manera de los miles que a diario utilizamos.

Una de las afirmaciones más contundentes que podemos realizar desde la perspectiva psicoanalítica, de la psicología social y desde la antropología es que el alimento es un elemento subjetivo.

La comida introduce al niño en una relación muy particular con su mamá: comer lo que la madre le da implica también aceptar la relación con ella, “meterla dentro de su ser”, parecerse a ella. Es entonces el intermediario entre la madre y el bebé. “El bebé no me come”, suelen quejarse muchas madres. Manifiestan, sin saberlo, que existen aspectos de la relación que fallan y que el bebé sólo puede mostrar su rechazo cerrando la boca. Todos los trastornos vinculados a alimentación debemos considerarlos como parte de esta relación. En la evolución subjetiva este vínculo marcará también su relación con el entorno afectivo.

¿Qué significa esta frase tan corriente como el bebe no-me-come?. ¿Que el bebé no me acepta, me rechaza, no me quiere, no quiere nada de mí.?

Analicemos detenidamente la frase opuesta “el bebé me come”, ¿qué me come?, ¿qué come de mi? la leche en la lactancia, los distintos alimentos, por supuesto. Pero también y lo que es más importante, cuando el “bebé me come”, se identifica con su mamá.

¿Es nuestro bebé un antropófago?, en cierto sentido lo es ya que introduce dentro de su ser una imagen de su madre y “comer al otro” es el más primitivo e importante mecanismo del ser humano de identificarse con él.

Bebes du MondeNo estamos hablando de magia alguna si analizamos esmeradamente los actos rituales religiosos a lo largo de la historia de la humanidad veremos que ese “bebe que me come” ha existido siempre como forma básica de ser-como-el-otro. Sólo basta atender a los dichos populares : “no trago a este tipo” “me la comería” “es un agrio”.También las metáforas poéticas están plagadas de alusiones de este tipo “la dulzura de sus boca”, “la miel de sus ojos”, ”la amargura de su mirada” “Me sabe a hiel”.” Si yo pudiera morder la tierra toda y sentirle el sabor sería más feliz por un momento..”.(Fernando Pessoa)

En la celebración de la misa los feligreses comen el cuerpo y la sangre de J.C. en un acto profundamente ritual, la hostia consagrada representa el cuerpo del hijo de Dios. El acto de comulgar es la manera más perfecta de acerca el alma a las virtudes de Cristo.

A nivel popular solemos usar este término: “no comulgo con este señor”, “no comulgo con sus ideas, o por el contrario “comulgo”, comparto. O quizás más precisamente: en ese tema x “soy como él”. Comulgar es mucho más intenso que compartir. En el comulgar es como si un ser se introdujera dentro del otro.

Extraído de: L’anorèxia com a símptoma social (Susana Isoletta, 2003).